La ilusión de que te toque la lotería es algo consustancial del género humano. Y se juega a la lotería nacional los jueves y sábados, más los especiales; a la ONCE todos los días, incluido los domingos. Bonoloto, primitiva, gordo de la primitiva y algunos, no conforme con todo este papeleo, se van al bingo, juegan en las máquinas tragaperras, y para no perder la costumbre, por la tarde echas la partidita en el Casino al mus, dominó o al tute de toda la vida.

Toda Mérida sabe que a Manolo Periáñez, el coronel con más suerte del mundo, y a Marceliano Cruz Moruno, dueño del restaurante El Nano , donde el PP municipal celebra sus comidas, les había tocado un millón de euros.

Cuando a uno palpa la lotería el gozo que te entra es como un orgasmo pero a lo grande y contagias la alegría, porque del dinero se ocupa el director del banco en ponerlo al mejor interés y en las condiciones más ventajosas.

Mérida no es muy agraciada y de vez en cuando el cupón da un respiro.

Manolo Periáñez se jartaría de contar chistes y de repartir la risa contagiosa, que es lo que se reparte cuando a uno le toca la lotería: mucha risa y alegría acompañado con alguna copa de champán o cava que para el caso saben lo mismo.

La última comida en Nano que tuvo el PP, donde adelantó Pedro Acedo parte de su lista, sin decir más, le ha dado suerte, la misma que desean en las elecciones municipales aunque a algunos no le va a tocar ni el reintegro.