Los responsables de la fábrica Extremeña de Grasas se comprometieron ayer ante los representantes sindicales de CCOO a poner en práctica las cinco medidas propuestas a finales de julio para reducir los malos olores que emanan de la factoría, y cuyo incumplimiento ha motivado un decreto de cierre temporal de las actividades por parte del ayuntamiento hasta que no se solucionen estos problemas.

A pesar de ello, el decreto ya está en manos del gabinete jurídico de la empresa, "para qué los abogados decidan qué hacemos. De momento aún no sabemos qué camino vamos a seguir", manifestó el portavoz de esta industria, Raúl Vega, quien sobre el decreto de cierre dijo: "Lo hemos recibido mal, es algo que no es apetecible".

Raúl Vega explicó que no están de acuerdo con los argumentos que se dan en el decreto, en cuya conclusión se señala que no se han tomado las medidas correctoras para reducir los malos olores, "ya que hemos hecho todo lo posible".

Por su parte, uno de los trabajadores de la empresa manifestó que el decreto también ha sentado muy mal en la plantilla. "Se pueden imaginar cómo estamos", indicó.

MATADERO Pero el descontento no solo reina en la fábrica, también entre los responsables de los mataderos que llevan los subproductos de animales a Extremeña de Grasas. Así, el empresario Jacinto García, que traslada a esta factoría los despojos de dos mataderos y de varios centros comerciales de Badajoz señaló que ahora tendrá que llevarlos a fábricas de Sevilla, como la de Cumbres Mayores, "lo que encarecerá el servicio, pues no es lo mismo hacer 60 que 200 kilómetros". Tampoco descartó que algún matadero tenga que dejar de matar y calificó de "decisión política" el decreto de cierre de la empresa de grasas por parte del ayuntamiento.

Los que han lanzado las campanas al vuelo han sido los vecinos de El Prado, que llevan diez años denunciando los malos olores, desde que se construyeron las viviendas cerca de la factoría.

Así, el presidente de la asociación de vecinos Antonio Leo, hizo saber que el alcalde Angel Calle cuenta con el respaldo de los vecinos de la zona en la decisión de cerrar la factoría. En cuanto a los responsables de la fábrica, el dirigente vecinal les acusó de no tomarse en serio las advertencias del ayuntamiento. "Las leyes son para todo el mundo igual y los empresarios no las están cumpliendo", resaltó.

FALSA ALARMA Por otro lado, ayer saltó la alarma ante el humo que salía de una chimenea de la fábrica, lo que obligó a una patrulla de la policía local a visitar las instalaciones para comprobar si se estaba cumpliendo el decreto de cierre.

Una vez allí, constataron que el humo venía de una caldera que calentaba agua para limpiar las dependencias y las maquinarias, algunas de las cuales también se están reparando aprovechando el parón.