El ex director del colegio Salesiano de Mérida, Manuel Cantalapiedra, es de las buenas personas que te encuentras dentro del sacerdocio. Ha hecho una labor en el colegio emeritense entrañable. Como sus antecesores, le dieron a la ciudad un carisma distinto y muchos chavales consiguieron éxitos sin precedentes.

El colegio Salesiano de Mérida es historia de esta ciudad, han pasado miles de alumnos que actualmente desempeñan cargos de muchísima responsabilidad, como el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

En los comienzos del colegio, en la década de los sesenta, fui profesor del primer y segundo curso de bachiller de Geografía e Historia. Conocimos bien como se vivía dentro y las inquietudes de una época difícil.

Manuel Cantalapiedra, con 41 años, perfectamente integrado en la ciudad y en la familia salesiana, se encontró la pasada semana mal y le diagnosticaron una enfermedad irreversible que le ha llevado a la muerte en pocos días. El desenlace se esperaba pero a los que le conocíamos nos ha quedado un poco huérfanos de esa amistad que compartimos el tiempo pasó como director en Mérida.

Demasiado joven, con toda una vida por delante y mucho trabajo para desarrollar en la función que la vida le había encomendado.

Esta mañana se celebra el entierro en el colegio Salesiano de Sevilla, en el santuario de María Auxiliadora. Se le recordará con cariño y los alumnos y padres de alumnos le van a echar de menos, era un colaborador en todas las actividades que se desarrollaban en el entorno salesiano y como sacerdote era un ejemplo. Departimos muchas jornadas con él, y discutimos de lo divino y humano, como hacen los amigos. María Auxiliadora lo tiene a su lado, compartiendo con él. Don Bosco le dará trabajo para que siga desempeñando su labor entre los que lo necesiten. Manuel Cantalapiedra es ya cielo y disfruta como los mejores y en las mejores compañías.