El puente del ferrocarril es, sin contar el romano, el más antiguo de los que salvan el río Guadiana a su paso por Mérida. Nació con motivo de la puesta en marcha de la línea ferroviaria Mérida-Los Rosales (Sevilla), necesaria para dar salida a los productos del puerto hispalense. Los primeros pasos de esta línea se dieron a mediados del siglo XIX, aunque no fue hasta 1879 cuando se inauguró el tramo Mérida-Zafra, de 65 kilómetros.

Es un símbolo vivo del pasado industrial y ferroviario de la ciudad, que vivió una época de crecimiento económico y demográfico a finales del siglo XIX y comienzos del XX gracias al tren.