Los masones emeritenses de finales del siglo XIX eran muy diferentes en sus actividades y planteamientos a los que aparecieron en los comienzos de los años treinta del pasado siglo. Analizando unos y otros las diferencias son ostensibles.

El comienzo de la masonería en Mérida de forma activa y con dos logias, Augusta Emérita y Libertad data del año 1883. Los afiliados llegan a ser tantos que se considera como la ciudad donde más masones hay de la región. Dentro de ellos, numerosas personas ostentaban rangos importantes dentro de los talleres masónicos.

EL DOCUMENTO La descripción que hace el documento secreto del Ministerio de Orden Público de la Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad no se ajusta a la realidad. Hace juicios de valor que son falsos. La policía de entonces y los confidentes de turno tuvieron que justificar ante sus superiores las investigaciones que les habían encargado.

Sus planteamientos son medias verdades como el caso de la creación del Liceo de Mérida que ya en el libro que escribimos sobre esta sociedad Historia del Liceo de Mérida 1901-2001 , con motivo de su centenario, se demuestra que en el año de su fundación no había ninguna logia masónica en la ciudad, por lo tanto es falso que se creara por masones, aunque en su fundación estuvieran algunos personajes que pertenecieron a la masonería en años anteriores.

Algunos ejemplos son: el empresario Eugenio Macías, que fue el primer presidente; el periodista Luis Moreno Torrado, el empresario Tomás Lancho, el jefe de Telégrafos Manuel Rodríguez, el empresario y dueño de una imprenta Francisco Corchero, que también fue presidente del Liceo, el director de la banda de música y profesor, Castor Espadiña, al que se le relacionaba con la masonería, pero no estuvo en ningún grupo de Mérida, y Felipe Trigo, que el documento lo tacha de escritor pornográfico y le acusa también de que uno de sus hijos compró un aparato cinematógrafo para los socios.

Sin embargo, en esta fundación también estuvieron reunidos el doctor Andrés Valverde, el director del manicomio Antonio Fadón, Pablo Suárez Somonte, que fue alcalde de Mérida en 1918, y el empresario Teodoro Soriano. Todos ellos eran muy conservadores.

Resumiendo, el Liceo se creó con fines culturales y no políticos. Esto se ha demostrado a través de más de un siglo que tiene de existencia.

En el documento se plasma la historia de los comienzos de la masonería en Mérida: Los primeros datos que se tienen de la existencia de la masonería en Mérida van desde 1860 hasta 1880. En estos años funcionaban en Mérida varias fábricas corcho-taponeras dirigidas y administradas por súbditos franceses e ingleses, en su mayoría masones, por lo que se deduce que la secta fuese importada a la capital extremeña por ellos. Por esas fechas es de dominio público el funcionamiento de una logia. Los nombres de los principales hermanos de la misma eran Eugenio Macías, Botello Pizarro... Todos fallecieron, el primero después del movimiento.