Al convertir el suelo rústico en urbano, el mantenimiento de las dotaciones públicas (luz, abastecimiento, basuras...) no pasará automáticamente a depender del ayuntamiento, como hace con cualquier calle. Los propietarios deben constituir una entidad urbanística de conservación, que será la encargada de asumir estos costes durante diez años. Hasta entonces el consistorio no tendrá responsabilidad alguna.