El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, inauguró el monumento a los tres poetas: Luis Alvarez Lencero, Manuel Pacheco y, mi padre, Jesús Delgado Valhondo, y vinculó a los tres con el pueblo badajocense de forma cariñosa y entrañable.

Muchos amigos: Francisco Pedraja, Jaime Alvarez Buiza, Tomás Martín Tamayo, Justo Vila, Manuel Pecellín, Santiago Corchete, Alberto González y familiares de Pacheco y Valhondo. De Lencero no había nadie, pero estaba mi hermano, Felipe, que era su padrino.

El lugar es entrañable. Todos los medios de comunicación. Mi padre, seguro que se encuentra en este lugar como en la misma gloria, mirando al río Guadiana y al puente de la Autonomía y al Viejo, que ha sido lugar de encuentro. Junto a este monumento, el castillo y la zona alta. Lugar que le encantaba a mi padre ir a tomar una copa de vino tinto con una boga. Me enseñó a comerla, no es fácil.

Todos, familiares y amigos, le recordamos en sus muchas facetas. como su extremeñismo. Nació en Mérida, vivió en Cáceres y murió en Badajoz, después de pasar allí sus últimos años. Le encantaba Badajoz o jugar en la plaza de España de Mérida a los bolindres con Paco García de Vinuesa o recorrer la ciudad antigua de Cáceres y terminar con Pepe Canal y Fernando Bravo en Casa Gironés, en una tertulia con los amigos.

Mi padre estaba allí, disfrutando del ambiente con Pacheco y Lencero. Y estarán para siempre.