El grupo de técnicos que desde el mes de julio trabaja en la limpieza de 94 piezas de la colección visigoda que irán al nuevo museo, tiene previsto terminar este mes el trabajo. Solo faltan dos por limpiar, las más problemáticas por su peso.

El proyecto de restauración lo está llevando a cabo la empresa Kerkedi, de Madrid, que ganó el concurso convocado por el Instituto del Patrimonio Histórico Español en colaboración con el Museo Nacional de Arte Romano (MNRA).

Las piezas que se han incluido en esta primera fase, ya que habrá una segunda, son ornamentales, la mayoría de mármol, y una selección de placas decorativas. De entre todas, las más valiosas son la cátedra de obispo y un tenante de altar, según explicó la restauradora del museo romano, Josefa Molina, quien señaló que el objetivo es que estos restos arqueológicos "vayan de forma adecuada a la nueva sede del museo visigodo".

Por su parte, Ignacio César Sanz, responsable de la empresa Kerkide, señaló que han eliminado de las piezas costras vegetales, restos de hongos, motas de pintura o cemento, "e incluso la sociedad propia de una excavación, ya que no hay que olvidar que estos objetos han estado enterrados".

En el proceso de limpieza han utilizado agua destilada y disolventes y el resultado es excelente, ya que recuperan los colores "y se ven los trabajos realizados sobre la piedra, ganan mucho y se ponen en valor", afirma.