El teatro cine María Luisa está esperando hace años que se rehabilite y pueda utilizarse, para lo que fue creado.

Cuando en el año 1929 se cerró el teatro Ponce de León, que se encontraba en el actual museo visigodo, en la iglesia de Santa Clara, se trató de encontrar otro lugar para sustituir este foro cultural de la ciudad.

Una mujer, María Luisa Grajera, descendiente del Duque de la Roca, nacida en la calle Cipriano Piñero, hoy Félix Valverde Lillo, en el año 1899 y que murió en marzo de 1956, toma la iniciativa y encarga el proyecto de obra. Además, cede el edificio y adecenta la calle que hoy se llama Camilo José Cela (antes Alfonso XII) y financia los trabajos de lo que sería el teatro cine María Luisa. El nombre del cine lo lleva por la infanta María Luisa.

Ya hemos hemos comentado en esta columna en repetidas ocasiones que el arreglo de la actual calle Camilo José Cela, que se hizo para enlazar con la de Félix Valverde Lillo, fue a costa del bolsillo de María Luisa Grajera.

Para Mérida, este lugar ha sido toda una institución. Todos hemos pasado por este cine, incluso nuestros padres cuando eran novios. En nuestra época llegabas y salías con olor a calamares fritos del bar Aragón, que se encontraba a escasos metros, en la calle Cervantes.

Tuvo momentos conflictivos, como cuando se estrenó la película Gilda y se convocó una manifestación por los jóvenes de Acción Católica. Eran las únicas protestas que se permitían en la década de los sesenta. Pero la película se proyectó, aunque la vieron sólo los empleados. Esa misma noche moría en un accidente el propietario del cine Liceo, Juan Navia.