La iniciativa de un grupo de profesores del instituto Sáenz de Buruaga de limpiar el lago de Proserpina es una idea que no sólo es buena por esta misma gestión, sino por la mentalidad que puede repercutir en el ciudadano para que no ensucie. Y es así, los chavales jóvenes se mentalizan a cuidar su entorno, y a través de los medios de comunicación, que se han echo eco de esta iniciativa, se puede conseguir dar otro ejemplo: no de limpiar, sino de no ensuciar, y aquí se incluye a todos los ciudadanos emeritenses que somos los que más visitamos el lago y más ensuciamos.

Se han sacado 150 bolsas repletas de basura y quedan cientos de bolsas más para que las orillas de Proserpina puedan sentirse cómodas, con una visión de ciudad educada y cívica. Un aplauso para la iniciativa de estos profesores. Es una idea que pueden seguir otros institutos y colegios en el entorno de Mérida, tanto en el río Guardiana y sus paseos, como en el río Albarregas. No es sustituir a los barrenderos, es mentalizar a todos que hay que comportarse de otra manera con el medio ambiente que nos ha tocado disfrutar.

Es una delicia pasear por Mérida. Por los extremos, porque por el centro ya tienen bastante los vehículos para llegar a su hora con los atascos que se producen.

Lo cierto es que un grupo de estudiantes nos han dado un ejemplo de como se debe cuidar la naturaleza. Muchos que antes dejaban la lata de bebidas en cualquier lugar, ahora se lo van a pensar. La mentalización y el ejemplo es el mayor logro conseguido. Bien por los chavales y por el profesorado por esta brillante idea. Que no se pierda.