El desarrollo urbanístico que se hace en Mérida no está bien armonizado con la conservación y el entorno monumental de la ciudad, lo que hace que el perímetro de la ciudad antigua coincide con el de la urbe moderna. Así lo manifestó ayer María Rosa Suárez-Inclán, presidenta del Comité Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), que participó en unas jornadas sobre la protección de los entornos monumentales en el desarrollo urbanístico de Mérida.

Esta situación provoca, a su juicio, que "casi hay que entrar entrar y descubrir que Mérida es una ciudad con un conjunto arqueológico impresionante, porque vistas las cosas que se han construido, no da esa sensación, y desde fuera no se ve nada".

En una ciudad Patrimonio de la Humanidad como Mérida, indicó, no es de recibo que se siga construyendo en los entornos monumentales, porque "esta ciudad debería tener unos entornos que permitiera contemplarla y se pierde la relación de unos monumentos con otros y el contexto de los que fue declarado Patrimonio de la Humanidad resulta indescifrable para el visitante". Todo se ha transformado mucho, "y nadie visualizando la ciudad desde fuera puede imaginarse que esto es una ciudad monumental viendo la silueta que tiene", comentó.

SOLUCIONES La solución para mejorar esta situación pasa, en su opinión, por "frenar la especulación, exigir que en los planes de urbanismo se tengan en cuenta todas las obligaciones contraídas con la convención de Patrimonio Mundial, y disciplinar a los arquitectos, que tienen la obligación de conservar el patrimonio".

En este sentido, Suárez-Inclán reiteró que las autoridades municipales también tienen que recordar estas obligaciones y no permitir la construcción en los cascos históricos.