La fabrica Extremeña de Grasas ha denunciado las pérdidas económicas que están acumulando por el cierre de la factoría desde el pasado 1 de septiembre, cuando recibió un decreto de alcaldía ordenando la suspensión de la actividad por desprender malos olores. Para terminar con esta situación, pide al ayuntamiento que mande ya los técnicos encargados de verificar el cumplimiento de las medidas correctoras para evitar los malos olores.

Así lo afirma la dirección en un comunicado (en el que no se cuantifican estas pérdidas y al llamar remiten a la nota), y en el que recuerda que el día 9 avisó al ayuntamiento que ya habían corregido los elementos que provocaban el mal olor. "Y hasta la fecha no hemos tenido noticias de los técnicos municipales que tiene que efectuar la visita de comprobación previa a levantar el cierre", señala en la nota.

Sobre este punto, la concejala de Urbanismo, Estrella Gordillo, manifestó ayer que los técnicos irán a la fábrica de grasas en breve para comprobar si han cumplido las medidas correctoras.

Para Extremeña de Grasas el tiempo corre en su contra por las pérdidas económicas que conlleva la suspensión de la actividad, y sigue a la espera de una respuesta del ayuntamiento que no llega "y con los contratos de trabajo de toda la plantilla en grave peligro de continuidad".

Además, señalan que en los momentos actuales de crisis "no es posible resistir tal sacrificio económico, tras haber cumplido las obligaciones impuestas".

También asegura que cada día que pasa "es un reguero de pérdida, y son ya más de 15 los días de suspensión" y apremia al consistorio a que se pronuncie "sin más demora, si es que confía en que la empresa tenga aún alguna posibilidad de subsistir".