De concejal socialista en el equipo de gobierno a director del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida en apenas dos años. El arqueólogo Félix Palma sostiene que afronta con ilusión y ganas esta nueva etapa profesional al frente de la institución encargada de gestionar el patrimonio monumental emeritense. Asegura que es consciente de la responsabilidad que lleva el cargo, al que ha accedido recientemente tras la salida de Javier Jiménez Ávila, y espera ejercerlo con tesón por el bien de la ciudad.

-¿Cómo se ha encontrado la institución a su llegada al cargo?

-Me he encontrado el consorcio bien. Los que llevamos en la institución muchos años lo vivimos todo con naturalidad y con normalidad. Yo formo parte de la institución desde hace 20 años y en estos dos años que he estado como concejal he seguido siendo arqueólogo del consorcio porque no estaba liberado. Para mí ha sido un honor formar parte del equipo de gobierno, pero a nadie se le escapa que mi vida personal y profesional tiene mucho más que ver con la arqueología.

-¿En qué sentido se debe trabajar para conjugar la conservación con el uso lúdico del patrimonio?

-Se debe conjugar como se ha conjugado siempre, a través de la figura del consorcio desde que se gestó en 1996. Una de sus principales cualidades es que es un órgano donde están todas las administraciones competentes, donde todas tienen voz y voto. Es el órgano de gestión donde se deciden las cosas importantes de la ciudad y creo que en ese sentido es un foro de debate bastante amplio y completo. Tendremos que incidir en la conjugación de los usos del patrimonio y en la cotidianeidad del consorcio, porque formamos parte de la vida cotidiana de la ciudad y debemos hacerla mucho más grande.

-La celebración de conciertos en el teatro romano siempre genera debate, ¿cuál es su postura?

-Nosotros tenemos una responsabilidad con la conservación del patrimonio, que para nosotros es fundamental, y con la imagen del teatro romano, que es el edificio más utilizado por razones obvias. Debemos proteger esa imagen patrimonial que tiene el teatro, pero también tenemos una responsabilidad con la ciudad y con lo que genera de economía para la ciudad. No podemos estar al margen de esa disyuntiva. Yo he visto obras de teatro del festival, motos y otros eventos celebrados en el teatro que atentan la imagen del monumento. El teatro romano está por encima de cualquier artista y de todos nosotros, porque un cantante no ayuda a engrandecer al teatro romano, sino que más bien es al revés.

-¿Qué opina de la instalación de terrazas en la Alcazaba?

-No se van a poner terrazas en la Alcazaba. Se pueden usar los espacios, pero hay que usarlos bien, con rigor, metodología y garantizando la estricta conservación de los elementos patrimoniales. En nuestra opinión, lo que se hacía anteriormente no lo reunía.

-El nombramiento de un familiar suyo para ocupar el puesto de coordinación del departamento de documentación del consorcio generó críticas por parte del PP e IU hasta que finalmente se optó por cesar a esta persona del cargo, ¿cómo lo ha vivido?

-Lo he vivido con pena y tristeza. Por desgracia se ha basado en el desconocimiento interesado de algunas personas que les interesaba más enfangar ciertas historias que conocer la verdad. Se eligió a esa persona por su capacitación profesional, faltaría más, una persona que es técnico del consorcio desde hace 14 años. Con lo difícil que es luchar por la igualdad real entre hombre y mujeres en el mundo laboral, despachándose así con este tipo de cuestiones creo que hacen un flaco favor a las mujeres.

-Con respecto a sus líneas de actuación, ¿se plantea una ampliación de la oferta patrimonial?

-El objetivo de todos los directores que han pasado por aquí siempre ha sido ampliar esa oferta turística y patrimonial para que el turista se quede mucho más tiempo en la ciudad y aumenten los ingresos. El problema que tiene esta ciudad es el de la falta de inversiones en patrimonio. El mejor legado que le podemos dejar a nuestros hijos y nietos es invertir en patrimonio porque ese patrimonio es lo que nos hace únicos en el mundo y casi por desgracia es la principal fuente de riqueza que tiene esta ciudad. El problema es que hay yacimientos como la huerta de Otero, el corralón de Los Blanes o el cuartel Hernán Cortés que requieren unas inversiones económicas importantes, pero que el consorcio por sí mismo no puede afrontar, aunque sí es responsabilidad del consorcio buscar esas inversiones en otras administraciones o en otros proyectos de carácter privado.

-¿Cómo hacer frente a quienes atentan contra el patrimonio?

-Todos sabemos que atentar contra el patrimonio histórico puede llegar a tener unas connotaciones penales, no solo administrativas. Lo que hacemos es educar, pero también llamamos a la concienciación ciudadana para que cualquier persona que vea un acto delictivo de esa naturaleza nos informe a nosotros o a la policía local para actuar en consecuencia. Considero que la inmensa mayoría de las personas son cívicas, pero el problema está en que los pocos incívicos hacen mucho daño y un ruido excesivo.