El centro de Mérida se ha visto este fin de semana más concurrido que nunca. La idea de Fernando Molina, concejal de Cultura, al traer el mercado o mercadillo de época medieval ha desbordado todas las previsiones.

No se podía andar. Se ha quedado pequeño y el recinto, en principio, parecía suficiente: Plaza de Santa Clara, Calle San Juan de Dios y San Salvador, Plaza de Santa Maria con la calle San Juan Macías y Madridejo y parte de la plaza de España junto a la Concatedral de Santa María la Mayor.

Los pinochos de maderas se agotaron. Te vendían hierbas para todas las dolencias. De madera de olivo unos cuencos con su machacaó y morteros con cucharas. Y los niños paseando en burro. Varios establecimientos de bebidas que te ofrecían hasta papas arrugás con mojo picón.

Se ha quedado pequeño el recinto, de ahí su éxito. Dicen que los hay mejor. No me cabe la menor duda. Es el primero que se hace y los que ha estado en él ya preguntaban cuando se va a repetir. La única nota discordante es el robo en dos o tres tiendas.

Hace años que en la Plaza de España se hizo un la feria del libro de ocasión, otro gran éxito. Molina debe comenzar las gestiones y que veamos la calle de Claudio Moyano de Madrid en nuestra ciudad. En esta última compré la colección completa del Guerrero del Antifaz y algunos ejemplares sueltos de Roberto Alcazar y Pedrín.

Como Fernando Molina siga con estos éxitos pronto le vendrán los problemas. Es Licenciado en Educación Física, profesor y también Delegado de Deportes del ayuntamiento emeritense. Que se ponga de acuerdo con el Director General de Deportes, Manuel Martínez Avila, que también es emeritense, para que esta ciudad tenga lo que le corresponde en esta materia. Y para los carnavales la plaza de España tendrá carpa para todos. Copete, sigo con la espinacas en aceite.