La jueza del Juzgado de lo Penal de Mérida dejó ayer visto para sentencia --estará resuelto en 15 días o un mes-- el juicio por la muerte de cinco personas en un accidente de tráfico ocurrido el 11 de julio del 2004 en la A-5, a la salida de Mérida. El Ministerio Fiscal pide dos años de prisión para el acusado Manuel N. O., natural de Almendralejo, por cada uno de los fallecidos, y 120.000 euros de indemnización por cada víctima. La acusación particular pide 16 años (cuatro por cada una de las víctimas que viajaban en el vehículo con el que choco el del acusado, la otra acompañaba a éste en su coche), y la defensa reclama la absolución por creer que todo se debió a un desgraciado descuido.

LOS HECHOS El acusado conducía un Mercedes el 11 de julio del 2004 en la A-5, dirección Badajoz, a la altura de Mérida, cuando se saltó la mediana de la autovía y chocó levemente contra una furgoneta, que afortunadamente logró evitar una colisión mayor. Sin embargo, tras ese primer golpe el Mercedes impactó contra un Skoda en el que viajaban los cuatro jóvenes, dos hermanos con sus parejas, de entre 23 y 27 años, que circulaban en sentido contrario, además de provocar también la muerte a otra persona de 47 años.

Hasta el juzgado se desplazaron ayer varias decenas de personas, la mayor parte familiares de los fallecidos, que se acercaron desde Leganés, localidad de los hermanos muertos y de una de sus acompañantes. Con fotografías de los cuatro jóvenes impresas en unas camisetas, asistieron en una sala repleta a la vista.

El Ministerio Fiscal y la acusación particular comparten los mismos argumentos, con la salvedad de que la fiscal pide dos años de cárcel por cada uno de los cinco fallecidos, y el abogado de la acusación solicita cuatro por cada uno de los cuatro.

LOS ARGUMENTOS Ambos consideran que se produjo una imprudencia grave con resultado de muerte, basando sus argumentos en las declaraciones del acusado, que manifiestó que oyó un ruido fuerte y se giró hacia atrás mientras conducía para comprobar si había pasado algo, y en el informe y las declaraciones del perito, que mantiene que Manuel N. O., viajaba a 166 kilómetros por hora en el momento del accidente. Además, la acusación particular señaló que los distintos testimonios e informes descartan el reventón de una rueda en el vehículo del acusado, como había argumentado este, y que el ahora juzgado le dijo a la Guardia Civil momentos después del siniestro que se había quedado dormido en el camino de vuelta tras ver una prueba ciclista.

Sin embargo, para la defensa no hay ninguna prueba concluyente sobre el exceso de velocidad ni tampoco sobre consumo de alcohol que impliquen a su cliente. El abogado defensor señaló que no existe una declaración accidental ante el sargento de la Guardia Civil instantes después del suceso, que el perito ni siquiera estuvo en el lugar de los hechos, que el acusado no ha dicho nunca que se quedara dormido, sino que desde siempre dijo que miró hacia atrás tras escuchar un ruido al pensar que le ha ocurrido algo a un hijo que viajaba en la parte trasera. Fruto de ese acto, comentó, giró el coche con brusquedad a la izquierda tras irse a la derecha y provocó el trágico accidente.

Por su parte, Manuel N. O., indicó que ha tratado sin éxito de ponerse en contacto con las familias de las víctimas, algo que negaron los aludidos, que se quejaron además de que no se le practicara la prueba de alcoholemia al acusado tras el suceso.