No ha pasado nada. El Comité Nacional del PP ha decidido que sea la lista que presentó Carlos Floriano para encabezar la lista para la Cámara Alta la que prevalezca sobre la lista más votada, de Pedro Acedo.

El resultado: cinco a dos. Una buena paliza, si se piensa que se jugaba en campo contrario. Ya lo adelantábamos hace unos días, cuando Acedo se pone a tomar en serio unas elecciones, que su contrincante esté bien preparado, aún estando, se la juega.

El alcalde de Mérida vence al de Badajoz, al todopoderoso Miguel Celdrán. Un concejal pacense vota a Pedro Acedo ¿Cómo se entiende semejante votación en un partido cuya obediencia ha puesto como principal objetivo José María Aznar?

Ahora callará Pedro Acedo. Obedecerá órdenes. Acatará, por ser época de elecciones, lo que el Comité Nacional le ordene, pero es una deuda que se tiene con la primera autoridad emeritense y las deudas, Acedo, las cobra.

Lo que está claro es que la demostración de fuerza en el partido está ahí, sin más. Todo lo demás son gaitas. Que se ponga Floriano a visitar pueblos, hacer campaña electoral para las próximas elecciones a la presidencia del partido en la región porque se verá las caras con Acedo y éste, hoy por hoy, le gana y será el candidato a la presidencia de la Junta de Extremadura, aunque Carlos Floriano se presente.

Las espadas están en lo alto. No se bajarán. Pero están en lo alto. Y afiladas. Se batirán en su tiempo. El ejército se está armando. Ahora, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina y siendo Acedo quien la dirija veremos a ambos contrincante en las páginas de los periódicos juntos. Juntos en Mítines y unidos en los bares tomando copas y repartiendo besos a las jóvenes y un apretón de mano a los machos. Y, en la televisión saldrá sonrientes, pero, por dentro, irá la procesión y la pasión de ambos.