Hay un dicho popular: quien manda manda y el que no pa cabo . Esto lo lleva a rajatabla el presidente del Gobierno José María Aznar. Chico, con bigote. Tiene dos metros bajo tierra. Pondrá como sustituto al que le salga de los mismísimos cojones. Y que nadie se altere.

Ocurre en la política regional, Juan Carlos Rodríguez Ibarra hace pasar por su despacho a los que nombra y a los que manda a casa. Y todos contentos. Cabreados, pero al fin y al cabo contentos.

A nivel local, Pedro Acedo sigue la política cojonil. Hasta los que se van y discuten le votan en los plenos como corderos, caso de José Pérez Garrido y José Luis Ortiz Belda. Manda a casa a Primitivo Muñoz, que lo creía todo y está esperando ser nombrado ministro en la nueva corporación de la Ley de grandes ciudades . Y espera. Callado. Sin rechistar.

Ha remodelado el gobierno y sus competencias. A Fernando Molina le ha dado Cultura, con el disgusto de Pilar Vargas que dicen, en el PP, que es un hueso duro de roer. Cuando está con Pedro Acedo, pura mantequilla.

Y de cabreo está Gloria Constantino al haber perdido Festejos y tenerlo Begoña Saussol. A su bisabuelo, Juan Saussol, le hubiera llenado de orgullo. Era todo un tipo. Rico. Con mucha personalidad, pero bruto como el sólo.

Trabajo tienen Mari Luz Calvo y Fernando Molina, que a las nueve de la noche salían para estar presente en determinados actos.

Consensúa Pedro Acedo con Angel Calle. Poco va a ceder Acedo. La mayoría absoluta es cruel. Sin piedad. Cien votos. Pero mayoría absoluta. Si no cede le pesará. La confrontación municipal seguirá y esto llegará a la Asamblea de Extremadura, y allí la mayoría es del PSOE. Hay que ceder para que te cedan. Todo es juego político pero o se reparte el pastel o alguien no se queda ni con la guinda, y este puede ser el pueblo, que por empecinamiento de unos y otros nos quedemos sin ciertos logros que tenemos en la mano. Palabra. Diálogo.