Qué bien me lo he pasado. Siempre he visto a la selección española con cierta angustia.

Todavía recuerdo el partido de España con Dinamarca en Sevilla. En el comienzo echaron al portero Zubizarreta. En la portería Cañizares, nuestro portero emeritense, descubierto por José Fouto, y paró el penalti. Con diez en el terreno de juego ganamos el encuentro por un tanto. Todo el estadio sevillano estaba entusiasmo. ¡Qué día!. El que lo pasó peor fue Antonio Vázquez, presidente de la Asamblea, que un espabilado andaluz le birló la cartera con todo el dinero que llevaba.

Ayer, en el Círculo Emeritense tomábamos unas copas con el más veterano presidente del Mérida, el doctor Francisco Alvarez Benito y con Alberto del Valle. Entre tinto, paella y retinto le dimos a Ucrania con cuatro chícharos que nos puso el ánimo por las nubes, al margen del tinto que ya llevábamos. Delante, Eusebio Gutiérrez y su mujer María del Carmen Pablo, que con cada gol daban unos saltos que nos contagiaba a todos.

Que bien lo pasamos. Cuánto tiempo sin sentir un entusiasmo tan seguido y sin apuros, porque siempre hemos estado con los huevos de corbata con esta selección. Y, la verdad, los atléticos lo dimos todo, el niño Torres jugó que daba gloria y el último gol nos puso el postre. En el banquillo otro atlético como Luis Aragonés y en el palco, el Príncipe Felipe de Borbón, que también es colchonero, y abanicándole su mujer Doña Leticia Ortiz. ¡Qué bien lo pasamos!. Que cuatro goles. Disfrutemos ahora que ya vendrán peores momentos y hay regozijarse. ¡Viva España y la madre que nos parió!.