El pasado mes de abril un menor fue condenado a cien horas de trabajos a la comunidad por hacer un grafiti en el Puente romano, y su sentencia dictaminó que participara en las labores de limpieza del mismo, concluidas recientemente. Los actos vandálicos contra el patrimonio cultural suponen un hecho muy grave en las ordenanzas municipales, que contempla multas que van desde los 1.500 hasta los 3.000 euros. Esta condena no es la primera de estas características, pues en diciembre de 2008 ya fueron arrestadas dos personas por dañar el puente y el Consorcio se encargó de recopilar, tiempo después, grafitis firmados en los monumentos para que la policía identificase a sus autores.

El Consorcio de la Ciudad Monumental se encarga de arreglar esta serie de improvistos, que suponen un perjuicio tanto a los bienes culturales como al presupuesto del organismo que vela por el legado histórico. El director científico del Consorcio, Miguel Alba, reclama la necesidad de establecer "un convenio con la Justicia para que estos actos sean corregidos mediante prestaciones de servicio acompañadas de una acción formativa que inculque al infractor valores culturales y de responsabilidad ciudadana".

Las pintadas no son los únicos hechos que deterioran el conjunto monumental, pues también son afectados por los fuegos, la suciedad o las visitas masivas, y aunque el departamento encargado de mantenerlos a salvo se ocupe de su cuidado, tras estas acciones no vuelven a ser los mismos.