Las excavaciones que el Consorcio de la Ciudad Monumental está llevando a cabo en el corralón de Blanes, en la calle Almendralejo, han puesto al descubierto un edificio singular que trae de cabeza a los arqueólogos, ya que no se sabe cuál fue su uso.

El edificio se encuentra bien conservado y tiene tiene tres estancias de diferentes tamaños. La fachada y un lateral estaban porticadas. Además, contaba con cuatro accesos. Está situado fuera de las murallas y por delante pasa un camino con dirección norte que salía de la ciudad.

De las tres habitaciones, las paredes de una tienen pinturas, sobre las que se están trabajando, y parece que también un recibidor. En otra hay una pila para líquidos y la tercera es la más complicada. El pavimento del suelo está impermeabilizado y cuenta con un laberinto de canales para llevar líquido a una serie de depósitos, cinco, de mediano tamaño, subterráneos. La habitación, que es la más amplia, está repleta de columnas, unas de granito y otras de mármol, que sustentarían una estructura superior o techumbre.

El arqueólogo que dirige la excavación, Francisco Javier Heras, reconoció que le resulta muy difícil concretar a qué estaba destinado este edificio, aunque todas las hipótesis apuntan a que su uso era industrial.

Por otra parte, la arqueóloga Ana Olmedo, que lleva otro sector de la excavación del solar, está trabajando sobre una zona de enterramientos en la que hay, al menos, 50 tumbas, algunas de ellas pertenecientes a niños.

La novedad en esta zona son la aparición de enterramientos en ánforas, sistema que utilizaban los romanos para los recién nacidos que morían. También están analizando si algunas de ellas se utilizaron como señalización para marcar un enterramiento.