Mérida y su historia nunca dejan de sorprender. Encontrar restos históricos en la capital extremeña no es algo nuevo, pero cierto es que nunca deja de sorprender a diestro y siniestro, más aún si lo que encuentran se produce cavando en el hueco de un ascensor un espacio de dos por dos metros con una profundidad de un metro y medio. Es una pequeña ventana hacia un lugar lejano que a la vez está muy presente.

Según informa el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida en su página de Facebook, en el hueco se han encontrado suelo de losetas de cuando el edificio fue pabellón del manicomio, sobre los años cuarenta del siglo XX; tierra de cultivo del huerto del manicomio, de los siglos XIX y XX; sepultura de la Guerra de la Independencia, del siglo XIX; un camino asociado al Conventual de los Franciscanos Descalzos, del siglo XVIII cuando esta parte de Mérida estaba fuera de la ciudad; y una escombrera de los siglos XVII y XVIII además de una clavícula y una vértebra. Esto último indica para el consorcio que al crear el manicomio de Mérida hacia 1850, volvieron a recuperar el huerto para su antigua función, pero antes trasladaron los restos mortales del camposanto.

El consorcio ha podido saber que este terreno fue un cementerio unos 12 años, desde la guerra contra los franceses hasta 1820. Allí, en lo que había sido el huerto de un convento, enterraban a los soldados y a emeritenses que fallecían por la guerra.