El estudio de las fases tardorromana y tardoantigua de la muralla romana de la Alcazaba árabe, a partir de una intervención en los restos, es el objetivo de las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo a través de un convenio de colaboración suscrito por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida y la Universidad de Otago (Nueva Zelanda).

Los trabajos comenzaron el pasado 4 de julio y se extenderán hasta el mes de agosto combinando las tareas de campo con el tratamiento y el estudio de materiales arqueológicos. El profesor Daniel Osland, que ya ha desarrollado más trabajos de investigación sobre la ciudad de Mérida, junto con el arqueólogo del consorcio y edil del consistorio, Félix Palma, están dirigiendo estas tareas que también cuentan con la participación de dos arqueólogos, cuatro peones especializados en arqueología, así como un estudiante en prácticas.

"Hemos empezado el corte en el perfil de los años 60 y estamos bajando fuera de la muralla romana donde nos hemos encontrado dos enterramientos de época medieval", explica Osland, quien espera llegar "a los niveles tardoantiguos del siglo VI o VII por lo menos". El profesor señala que en la otra zona donde se están desarrollando las actuaciones, al otro lado de la muralla, "esperamos encontrar tabernas entre la muralla romana altoimperial y la calzada original que pasa por aquí". Apunta que a un metro y medio de profundidad se localiza "material moderno y llegamos luego al siglo I o II después de Cristo, donde está la calzada original que está adosada a la muralla original y que no debería estar aquí". Según Osland, la calzada original es del siglo I antes o después de Cristo, pero por ahora no se sabe con exactitud porque "no hay datos seguros de esta zona".

Hasta el momento, las excavaciones están sacando a la luz muchas cerámicas de época altoimperial, huesos y fragmentos de muro estucado pintado con colores blanco, negro y marrón, y que según Osland, responde a material constructivo que se ha echado para rellenar esta zona, con se observa en las pinturas de casas del siglo I antes o después de Cristo. "Quería ver la relación entre la calzada y la muralla y lo hemos podido documentar de cierta forma", destaca el arqueólogo, quien no descarta que conforme avancen los trabajos puedan obtener más información para concretar la fecha de la calzada.