--¿Qué recuerdos conserva de la Mérida de su infancia?

--Nací prácticamente en el centro, en unas casitas pequeñas que había en la actual travesía del Museo. Las calles eran de tierra y piedra, con una Mérida muy acogedora y en la que me sentía muy a gusto, porque incluso me ha salido trabajo fuera y no he querido irme. De pequeño jugaba mucho dentro del propio teatro romano, que es mi rincón favorito de la ciudad, y ahora cuando me siento en las gradas me vienen aquellos recuerdos porque he vivido todo el cambio que ha dado.

--¿Cómo ha cambiado la ciudad?

--La Mérida que tenemos hoy es muy bonita, porque se ha perdido la industria pero hemos ganado en otras cosas. Veo a Mérida mejor que como estaba antes, porque no había avenidas ni parques cuidados. Los monumentos están muy bien cuidados, porque son la estrella de la corona y estaban totalmente abandonados, pero poco a poco se van rehabilitando para que el visitante se encuentre a gusto. Creo que deberían de potenciar más el turismo y cuidar lo que tenemos, por lo demás Mérida no necesita mucho más porque lo tiene todo.

--¿En qué momento empieza a colaborar con las festividades?

--Empecé a trabajar muy joven, a los 14 años, y hasta mi jubilación he estado trabajando en una agencia de publicidad. Recuerdo la época en la que no se podía celebrar el carnaval, pero cuando entré en la asociación empezamos a moverlo y ya me volqué totalmente. Estoy muy orgulloso de algunos de los carteles que he hecho, tanto para carnaval como para la Mártir, o el último que he preparado del año de la fe. He colaborado con todo lo que se me pedía en Mérida y de ahí que sea muy conocido, porque he estado metido en todas las fiestas y me siento muy querido. Nunca he cobrado por esos trabajos porque me ha gustado hacerlos y siempre me he conformado con vivir con lo suficiente y no querer amasar dinero. Mientras que el cuerpo aguante, aquí estaremos colaborando.

--¿Con qué fiesta se queda?

--Con el carnaval. Hemos tenido el principal carnaval de la región, pero luego no se apostó mucho y se vino abajo, aunque ahora veo que va subiendo. Creo que lo que se va a quedar como plato fuerte en Mérida dentro del carnaval es el concurso de chirigotas y comparsas, porque apostamos por el pasacalles pero no podemos llegar al de Badajoz. En el carnaval de calle hemos decaído mucho, porque ya no nos vestimos como aquellos primeros años. Esperemos que la gente se implique y al menos que salgamos vestidos.

--¿Qué supone tener una calle que lleve su nombre?

--Tener en vida una calle con tu nombre es un orgullo y algo que nunca esperé. Ahora que pretenden hacerme hijo predilecto es lo más, ya que por ley de vida uno pierde a su madre, pero que con con esta edad te vuelva a salir una madre a la que tanto he querido siempre es muy bonito. Esperemos que cuando salga a Pleno la gente lo apoye un poco, y si no, ya solo con que me hayan propuesto me siento orgulloso. Me siento un emeritense que ha querido a Mérida siempre y que ha luchado por poner su granito de arena de la mejor manera posible.