El trabajo de calle para lograr la integración social de los jóvenes con problemas educativos. Esta fue una de las principales ideas que se lanzaron en la ponencia sobre La situación de la juventud actual. La calle como herramienta de trabajo que se desarrolló ayer en el salón de actos de la UNED, dentro de los actos programados para celebrar el veinte aniversario del nacimiento de los campamentos urbanos en España.

En Mérida se desarrollan desde hace ocho años un campamento urbano durante el verano en la barriada de San Lázaro, organizado por la asociación juvenil I Becchi, y otro, desde hace cinco, en la barriada de Bellavista, por la asociación juvenil Ciudad Nueva San Antonio.

La concejala de Bienestar Social, Maríluz Calvo, y fundadora de I Becchi, explicó que el reto que se plantea es buscar cada año actividades creativas que no aburran a los jóvenes y destacó como positivo que el peso de las actividades lo están llevando ahora animadores del propio barrio, lo que facilita más los objetivos que se persiguen: ser un referente positivo y educar en valores.

BELLAVISTA Por su parte, el presidente de la asociación juvenil Ciudad Nueva San Antonio, Pedro Fernández, indicó que en Bellavista, en el que han participado unos 1.500 jóvenes en los últimos cinco años, han conseguido, en parte, la integración social pero no la educación en valores, "donde queda mucho trabajo".

Fernández lamentó la aceptación del consumo de drogas entre los jóvenes como algo normal, y la marginación de aquellos que no lo hacen.

También señaló que habían intentado el tratamiento preventivo, "pero es imposible", señaló.

En la ponencia también intervino el concejal Alfredo de la Rubia, especialista en drogodependencia, quien destacó que la presión del grupo es uno de los factores de riesgo para que el adolescente se inicie en el consumo, aunque también indicó que existen posibilidades de aprender habilidades para enfrentarse a ese consumo.

El aspecto educativo fue analizado por el concejal del PSOE, Saturnino González, quien destacó que cada instituto es un reflejo de los problemas que hay en la zona que se ubica y propuso una mayor intervención de la familia en la educación de los alumnos, ofrecer alternativas de ocio a los jóvenes fuera del horario escolar y modificar la función del profesor para que asuma más un papel de formador.

A pesar de todo señaló que en Extremadura el índice de conflictividad escolar es muy bajo y que sólo se produce en el Bachillerato.