El juicio por el tiroteo se celebrará del 8 al 12 de este mes, después de que la primera citación fuera suspendida por cuestiones de salud de uno de los principales encausados.

Este último tiene "voluntad de personarse", según ha afirmado a EFE su letrado Wenceslao Tarrago.

En el juicio serán juzgados once miembros de una familia y un miembro de un segundo clan, al que pertenecían los dos fallecidos, que es el que no se presentó y que está acusado de herir a un viandante ajeno al enfrentamiento y de varios delitos de tentativa de homicidio.

Los hechos que se van a juzgar se remontan al 3 de agosto de 2011 en la barriada de El Peri de la capital extremeña y surgen de las desavenencias entre estas dos familias tras la separación de un matrimonio integrado por miembros de ambas.

Según el escrito de la Fiscalía, en la noche anterior al tiroteo se produjo un primer enfrentamiento en el barrio, en el que un integrante no identificado de la familia con más personas ahora acusadas efectuó un disparo, y al parecer, ambas familias quedaron en verse al día siguiente.

Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, varios miembros de la otra familia residentes en Cataluña se desplazaron a Mérida para unirse al resto de los suyos portando "numerosas armas de fuego para ser utilizadas en un posible enfrentamiento".

Esta circunstancia fue conocida por la familia rival, que optó por lo mismo, es decir, hacerse con multitud de armas de fuego para ser utilizadas "en un posible enfrentamiento recíproco".

El 3 de agosto de 2011, sobre las 12 de la mañana, miembros de la familia con vínculos en Cataluña fueron a casa del patriarca de la otra familia, quien al ver que llegaba este grupo disparó mortalmente sobre una mujer, de 70 años.

Ese disparo fue el desencadenante de un tiroteo con armas de fuego, tanto largas como cortas, entre miembros de las dos familias y la operación policial se saldó con siete detenidos en Mérida, otros cuatro en Sevilla y otro en Madrid.

Como consecuencia de los disparos también falleció un hombre de 38 años, nieto de la mujer que había sido abatida, y resultaron heridas dos personas, una de la otra familia y un viandante ajeno a los hechos.

La acusación pide 50 y 47 años de prisión para los autores de los disparos mortales, así como por varios delitos de homicidio en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas, y 60 años de cárcel para el que hirió al viandante y sobre el que recaen otros delitos similares a los anteriores.

El resto de acusados se enfrentan a penas de entre 30 y 37 años de cárcel.