Primero fue Juan Manuel Romera y ahora Antonio Vélez, otro histórico del PSOE de Mérida que abandona el partido por discrepancias con la gestión de la actual cúpula. El que fuera alcalde de Mérida durante trece años (de finales de 1981 cuando sustituyó a Martín López Heras hasta mediados de 1995, con tres mayorías absolutas) puso el miércoles en conocimiento del secretario general del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, su decisión de causar baja como afiliado después de 33 años en el PSOE. La gota que ha colmado el vaso de su paciencia ha sido la instalación de una central térmica proyectada en las inmediaciones de la ciudad, una iniciativa a la que ha criticado con dureza, al igual que lo ha hecho con la refinería fijada en Tierra de Barros.

-- ¿Por qué pone fin a 33 años de militancia en el PSOE?

-- Son muchas las razones, pero si me tuviera que quedar con una, esa es, sin duda, la central térmica proyectada en las inmediaciones de Mérida, un hecho sin precedentes que va a hipotecar seriamente su futuro y que me resulta racionalmente insoportable. Esa instalación es un factor disuasorio para vivir en Mérida. La decisión ha sido muy dura, me ha costado mucho trabajo, pero la térmica ha sido la gota que ha colmado el vaso.

--Usted siempre se ha postulado en contra de este proyecto industrial...

-- Es que creo que es un sinsentido. Mi baja es muy testimonial para ejercer una protesta a costa de mi trayectoria política de 33 años. Quizá sin la térmica no hubiera dado el paso para dejar el partido.

--Pero habrá otras cosas con las que no esté de acuerdo en cómo se están haciendo por parte de su partido en Mérida...

-- Por su puesto. La recalificación de los terrenos de Carcesa, la actuación en el templo de Diana, que es aberrante, o la compra del convento de Las Freylas son cosas que no me gustan.

--Entiendo que no tiene muchas coincidencias con la línea que está siguiendo el PSOE a la hora de gobernar en Mérida

-- Soy discordante con la línea actual del PSOE; se pierden opciones de potenciar lo público. Creo que Mérida, en apariencia, es una ciudad derrotada, muy perdida, sin padrino y estancada hace años porque la herencia del PP ha sido nefasta.

--¿Cómo se siente entonces?

-- Me siento anímicamente mal. Se me ha desconsiderado, ninguneado en mis opiniones, incluso se me ha criticado cuando me he postulado en temas como la central térmica, y no quiero estar en esa tesitura.

--¿Cómo es su relación con los actuales dirigentes del PSOE en Mérida?

-- Prácticamente inexistente. Pero no solo conmigo, el partido se ha olvidado de quienes han hecho mucho por la ciudad. En mi caso, en cuatro años de oposición y los casi tres que lleva gobernando, el alcalde no me ha llamado. No busco nada, ningún reconocimiento, pero no han tenido un mínimo de afecto.

--¿Cree que el Partido Popular podría volver a gobernar teniendo en cuenta la situación que usted describe?

-- No lo sé, pero veo una ciudad muy perdida, derrotada, en una situación difícil.