Culto y preparado. Así es Vicente Méndez Murillo, emeritense de 32 años con discapacidad visual del 100%. Una falta que no le ha frenado, sino que le motiva a continuar aprendiendo de una vida en la que quiere ayudar a personas queriendo trabajar en el ámbito social y didáctico.

-¿Está normalizado el tratamiento de su discapacidad?

-Lo cierto es que me suelen tratar de invidente, y digamos que es una palabra que se suele utilizar para quedar bien, yo prefiero que me digan ciego, puesto que prefiero que se traten las cosas como son. Nací con este problema, aunque de pequeño apreciaba colores y formas, poco a poco perdí visión. No veía las caras, pero podía ver las sombras, aunque los colores son lo que más recuerdo, nunca se me olvidará el azul del mar. Los discapacitados parece que somos de otra raza o que somos extraños. La gente debe aprender a empatizar, a no tener miedo a preguntar, a ser curiosos. Es algo difícil pero yo lo tomo como algo normalizado.

-¿Con qué facilidades cuenta usted para estudiar?

-Me formé como educador social, hice un curso de creación y gestión de microempresas, ahora me estoy formando como docente para el empleo de formadores, cursos del Sexpe, cursos de mediación. Por parte del gobierno, accesibilidades no hay muchas, la facilidad la suelen poner los profesores o las academias. Me gustaría que se hiciese más hincapié en entrevistas para que se estudien las necesidades de cada caso. Me estoy preparando para las oposiciones y la Ley de accesibilidad está bien planteada pero no se lleva del todo a cabo.

-¿Qué tipo de ayudas le ofrece la Once?

-Pues la verdad que transcripción de material principalmente, aunque por otro lado si vas a un sitio que no conoces, ellos ofrecen técnicos rehabilitadores que facilitan mucho las cosas. Además, la Junta de Extremadura, por tener una discapacidad de más del 65% me aporta una ayuda salarial.

-¿Mérida es accesible?

-Es una ciudad grande, entre comillas. En los ámbitos modernos no hay problemas, pero debo recordar que para cualquier discapacidad o incluso para una mamá o papá con un carrito de bebé son necesarias ciertas accesibilidades. No solo para un tipo de personas, sino que para todas sea posible transitar o acceder a edificios de una forma sencilla. Hoy en día puedes andar por las calles de Mérida y te das cuenta que hay árboles en medio de las aceras y las farolas también pueden ser un problema. La verdad es que hay zonas en las que las aceras son muy estrechas y además contamos solo con un par de semáforos sonoros. Se está mejorando la situación, pero evidentemente aún queda mucho por hacer.

-¿Qué proyectos tiene usted en mente?

-Me gustaría trabajar, es muy importante seguir recibiendo conocimientos y seguir aprendiendo cosas, pero es cierto que me gustaría trabajar. Hoy en día gran parte de los parados en España somos discapacitados. Aún así he trabajado como vendedor de cupones por parte de la Once, pero con mi preparación realmente sé que aspiro a mucho más, me gustaría trabajar en el ámbito social o didáctico. Las personas ciegas y los discapacitados somos tan válidos como cualquier otro ser humano. Te encuentras muchas piedras en el camino, pero no puedes quedarte parado, debes de seguir luchando, porque las persona ciegas son tan válidas como las personas que ven.