La lluvia caída durante todo el día cesó en el momento de la salida de Santa Eulalia de su basílica y no impidió primero a más de mil peregrinos y después a miles de ciudadanos en las calles, acompañar a Santa Eulalia durante el recorrido, que se desarrolló con normalidad pese al riesgo que suponía el suelo y lleno de la cera derramada por las velas, aunque tuvo que ser cambiado debido al agua caída y fue acortado ante el riesgo de que la lluvia volviese a caer.

Así, pasados veinte minutos de las 20.30 horas y bajo los gritos de ¡Viva Santa Eulalia! y ¡Guapa, guapa, guapa!, la Mártir salió de su basílica y siguió por la Rambla, Puerta de la Villa, Delgado Valencia y Félix Valverde Lillo hasta la Concatedral, en lugar de procesionar a la patrona por Suárez Somonte, Romero Leal y Los Maestros, para acortar el trazado ante la climatología.

Por ello, a lo largo del día, ante la persistente lluvia, incluso se llegó a barajar la posibilidad de que no se celebrase la procesión, pero el tiempo mejoró pocos minutos antes y, finalmente pudo desarrollarse con normalidad allí por donde transcurrió.

NUEVO TRAJE

Como estaba previsto, la Mártir lució el nuevo traje de color marfil, donado por el vecino Isidro Porras, al estilo romano, compuesto por una casulla, sobrefalda y manto, con hilo de oro y adornado con bordados hechos a mano también con hilo de oro. La nueva vestimenta no pasó desapercibida entre los fieles, que admiraban el traje, además de todos los adornos de la imagen.

Durante toda la procesión, que apenas duró 45 minutos, los devotos alabaron a la patrona de Mérida y completaron por las calles de la ciudad, y la explosión de júbilo estalló cuando entró en la Concatedral, desde donde saldrá hoy a las 11.15 horas, si el tiempo no lo impide.

La emoción, el sentimiento y la pasión embargó a todos los vecinos, que se agolparon a las puertas de la basílica y en la entrada de la Concatedral, y que no dejaron de alabar a la Virgen.

Sin embargo, el agua sí impidió que se quemará la colección de fuegos artificiales preparada al término de este acto, ya que los expertos no tuvieron tiempo de montarla debido a que no dejó de llover y, además, hubiera supuesto un mayor riesgo. El ayuntamiento ha decidido que se quemarán el día 5 de enero.

MASIVA PEREGRINACION

Entre los fieles estaban los más de 1.200 peregrinos que recorrieron más de 25 kilómetros desde la Ermita de Perales, en Arroyo de San Serván, hasta la ciudad, a la que llegaron minutos antes de las 18.00 horas. La lluvia no cesó durante todo el trayecto, pero estos romeros no cejaron en fe y, como es tradición, al llegar a la Plaza de España gritaron: ¡Viva Santa Eulalia! La devoción a Santa Eulalia pudo más que las adversas condiciones climatológicas.