El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las mujeres, con una incidencia global a nivel de España de entre 40 y 75 casos por cada 100.000 féminas. Es la primera causa de muerte por cáncer (más de 28 casos por cada 100.000), representando el 18,4 por ciento de las muertes de todas las mujeres españolas. Los datos revelan que una de cada 20 españolas tendrá cáncer de mama antes de los 75 años, siendo el grupo más afectado el de edades comprendidas entre los 50 y los 79 años.

También los hombres pueden sufrir la enfermedad, pero las cifras son menos alarmantes, ya que de 100 casos, sólo uno afecta al varón.

En base a estos datos se hace especialmente importante la puesta en práctica de programas de cribado de cáncer de mama, ya que las posibilidades de curación del mismo aumentan de forma notable efectuando un diagnóstico precoz de la enfermedad. Además, al margen del ámbito sanitario, también desde el punto de vista estético y psíquico de la mujer el diagnóstico temprano es vital, ya que en muchos casos se puede realizar una cirugía conservadora de la mama, no siendo necesaria su amputación.

La mejor forma conocida a día de hoy para diagnosticar precozmente el cáncer de mama es la revisión periódica de las mujeres asintomáticas. Dicha revisión cosiste en una exploración clínica anual y en la realización de mamografías periódicas conformes a la edad y antecedentes de la mujer en cuestión. En el Area de Salud de Mérida se citan anualmente más de 5.000 mujeres para realizarles mamografías dentro de la campaña de detección precoz, y a las que son sospechosas se les realizan exploraciones complementarias.

El Area de Salud de Mérida cuenta con más de 80.000 mujeres, de las que 19.000 son menores de 16 años, 49.000 tienen entre 16 y 64, 4.000 de 65 a 69 y 8.500 tienen más de 70 años. En esta área la media anual de casos de cáncer de mama en mujeres supera el centenar, registrándose el año pasado 145 en total, unas cifras que sitúan al área emeritense en zona de alta incidencia junto con Guipúzcoa, Tarragona, Gerona y Navarra.

Las mujeres sin antecedentes familiares de primer grado (hermana o madre) de cáncer de mama deben acudir a su ginecólogo una vez al año para someterse a una exploración clínica de las mamas, y como resultado de la misma se le prescribirá una mamografía bienal a partir de los 46 años. Por encima de los 50, la mujer, además de sus revisiones periódicas, será citada también cada dos años desde el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama del Gobex, y a partir de los 69 años sólo se realizará mamografía si el médico así lo considera. Otra población muy diferente es la de mujeres con antecedentes familiares en primer grado, que deben acudir a su ginecólogo con premura para que se le diseñe un programa personalizado de control.

El Hospital de Mérida es el centro de referencia de todas las áreas de salud de la zona y cuenta con diferentes servicios y unidades relacionadas con la patología mamaria. Además realiza todo tipo de intervenciones quirúrgicas, tanto diagnósticas como terapéuticas, significando la cirugía conservadora anteriormente descrita más de un 80 por ciento, lo que le sitúa los límites recomendados a nivel internacional. También se utiliza la técnica de la biopsia selectiva del ganglio centinela, la cual evita la realización de vaciamientos axilares con ganglios sin metástasis, una técnica que se hacía hasta ahora con el método tradicional de la inyección de un isótopo radioactivo, para lo cual los pacientes se tenían que desplazar un día antes a Badajoz, al Hospital Infanta Cristina. Ahora, y de forma pionera en la región, el hospital emeritense utiliza una nueva técnica: la localización del ganglio centinela de la axila mediante una sonda magnética (Sentimag) que permite prescindir de sustancias radioactivas y de desplazamientos fuera de la ciudad.

Una vez localizado el ganglio se remite al Servicio de Anatomía Patológica, que bien mediante métodos tradicionales o mediante el último avance, la técnica OSNA, instaurada hace cuatro años en el Hospital de Mérida, permite establecer si hay células cancerosas o no en el ganglio. Si éste está libre, la intervención se reduce a la extirpación del tumor, conservando la axila y librando a la mujer de otros procedimientos innecesarios.