No he cambiado de opinión, sólo que de sesenta autobuses que dicen que llegaban a Mérida resulta que son la mitad y de esa mitad la mitad a las consejería de la calle Morería.

Dicen que los funcionarios, con sentido del humor, son los más sanos de España. José Luis Rodríguez Zapatero ha prohibido que se fume en el trabajo. Manuel Balastegui ha prohibido que bajen cerca de las consejerías y tienen que dar un buen paseo mañanero y otro al mediodía. Fuera de coña, de disputas y dimes y diretes hay que ser comprensivo. Paso, casi todas las mañanas, por la parada de taxis junto a la estación de autobuses, hay un buen espacio que si se quiere pueden parar dos o tres autobuses dos o tres minutos y no molestan a nadie, al margen que allí, lo que hay no son taxis sino coches particulares,

En la avenida José Fernández López hay espacio para poder parar algún otro en dos o tres minutos y tampoco pasa nada. No, no me he vuelto para atrás, entre otras cosas porque toda mi vida he dicho y he escrito lo que creía bueno para mi ciudad o para Extremadura, me viene de casta, y dialogar, ver posibilidades y no entrar en disputas con los que vienen a trabajar a Mérida.

Por las bravas no llegamos a ningún sitio. Por cojones tampoco y ni una cosa ni la otra, hay un termino medio, que se llama virtud, que puede perfectamente compaginarse para que todos salgan beneficiados, ciudadanos emeritenses, los primeros, y los funcionarios que vienen a trabajar de fuera, pero sin molestar a unos y otros. Tenemos que demostrar que somos la capital de la región.