La imagen del mercadillo está empezando a cambiar. Ayer había más bolsas de las habituales, ya que había enormes bolsas de basura facilitadas por el ayuntamiento para que los vendedores retiraran plásticos, cartones o cualquier residuos que generen. El objetivo es limpiar la zona durante la venta, para evitar luego las vistas lamentables que siempre deja una jornada de trabajo como esta y evitar así que el recinto se llene de suciedad.

"Me parece bien, no me cuesta nada recoger la basura", comentaba ayer uno de los vendedores, mientras atendía su puesto. Otros se quejan de que eso debería hacerlo el servicio de limpieza municipal, aunque aseguran que cada semana cumplirán con este nuevo cometido. Más les vale, porque quien no asuma esta limpieza todos los martes, podría perder su licencia de venta, según avanzó la pasada semana el consistorio.

Los compradores también ven positivo que sean los propios trabajadores los que recojan la basura, "como sucede en cualquier negocio particular" señala una vecina, mientras busca unos zapatos.