La de ayer, 19 de marzo de 2015, será una fecha para añadir a la historia más reciente de Mérida, como antes lo fueron el 11 de diciembre de 1993 --su nombramiento como Ciudad Patrimonio de la Humanidad-- o, con anterioridad, el 25 de febrero de 1983; su designación como capital de Extremadura, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía de Extremadura por las Cortes Generales. Hoy, todos los emeritenses y todos los extremeños que viven, trabajan y visitan la capital de Extremadura sentimos que estamos de enhorabuena porque el Estatuto ayudará a que Mérida sirva, como capital, a todos los extremeños.

El Parlamento extremeño aprobó ayer el Estatuto de Capitalidad de Mérida que significa el reconocimiento formal de la ciudad como capital de la comunidad autónoma. Esta ley es, además, un hito relevante en el proceso de identificación de Extremadura como pueblo. Es obligado recordar en este momento cómo, al poco tiempo de su investidura como presidente del Gobierno extremeño, en agosto de 2011, José Antonio Monago se comprometió, en su primera visita institucional al Ayuntamiento de Mérida, a que la ciudad contaría con el Estatuto en esta legislatura. Y es evidente que ha sido un presidente del Partido Popular en el Gobierno de la región quién lo ha llevado a la Asamblea de Extremadura.

Un avance muy importante, dentro del cumplimiento de aquella primera promesa presidencial, fue la puesta en marcha, en diciembre de 2013, de una comisión especial formada por el ayuntamiento y el Gobierno de Extremadura. Desde entonces las reuniones se han sucedido de forma continua, con el único objetivo de avanzar en la elaboración de la ley del Estatuto de Capitalidad y que fuera una realidad lo antes posible, con la mayor unanimidad y el más alto consenso de todas las fuerzas políticas representadas en la Asamblea.

En esta reivindicación histórica yo, como alcalde, he estado siempre en el mismo sitio; he incluido en todos mis programas electorales la creación del Estatuto, se ha aprobado en pleno municipal en esta legislatura y lo hemos llevado al Parlamento extremeño para su consentimiento. En nombre de la ciudad quiero agradecer el trabajo de los parlamentarios que han hecho realidad una aspiración de los emeritenses. Mérida consolida con este Estatuto ese protagonismo que ostentó hace ya veinte siglos; una realidad social y económica de gran trascendencia para su futuro.

El Estatuto es imprescindible para Mérida, porque podrá ofertar más y mejores servicios. Este anhelo de los emeritenses es un derecho del que se beneficiarán todos los extremeños. Porque hay que desterrar las viejas rencillas entre ciudades y aportar cada uno lo mejor de nuestras potencialidades para el desarrollo de esta región. El Estatuto de Capitalidad es un derecho de todos y, por fin, es una realidad que afianza a Mérida como ciudad de encuentro, diálogo y entendimiento, en ese mismo espíritu con el que nació nuestra autonomía.