No me gustaría que me tachara nadie de localista machacón por mis artículos reivindicativos sobre Mérida, pero es que no me queda otro recurso menos inoportuno que el de evidenciar que el Gobierno de Extremadura vuelve a dejar a la ciudad sin inversiones de ningún tipo, esta vez en materia tecnológica con Agrotech.

Mérida se queda totalmente relegada de las empresas emergentes apoyadas por la tecnología, dado que al no contar con espacios de incubación o crecimiento de ideas como si tendrán Badajoz, Cáceres, Plasencia, Don Benito, Almendralejo y Los Santos de Maimona, no podrá desarrollar dichos proyectos y los emprendedores tendrán que marcharse a esas poblaciones, salvo que también se les prohíba.

Con esta decisión Mérida queda de nuevo totalmente descartada frente al resto de la región, algo que llevamos padeciendo con demasiada frecuencia durante esta legislatura mientras nuestro inocuo Ayuntamiento mira hacia otro lado como viene siendo habitual. Por estas razones que no son pocas, pretendemos y exhortamos a nuestros ediles para que se dote a la ciudad de la inversión necesaria para contar con un centro de Agrotech en Expacio Mérida, para que las empresas y nuestros emprendedores no tengan que marchase de la ciudad por no tener los medios con los que cuentan en otros lugares. Sobre todo teniendo en cuenta que Mérida es una ciudad turística por excelencia y una de las especialidades de Agrotech es precisamente el turismo y la innovación social; esto sin olvidar que la estrategia también abordará la energía y en Mérida tenemos la planta de biomasa más importante de España y la futura planta fotovoltaica que disfrutaremos en Royanejos próximamente.

Mérida fue siempre una ciudad industrial por excelencia y nunca hizo de menos a su entorno. Ayudó en lo que pudo y estuvo siempre a la altura de las circunstancias. Por esa razón y aprovechando su situación estratégica, logística y comercial puede dar muchos y buenos dividendos. Ostentar la capitalidad no es suficiente para ofrecer una vida digna a sus habitantes. Mérida está agonizante, sencillamente deprimida. ¡Algo habrá que hacer!