Miles de emeritenses salieron ayer a la calle para acompañar a la mártir Santa Eulalia, patrona de la ciudad, en la procesión que la llevó desde la concatedral de Santa María a la basílica. El tiempo colaboró, pues a pesar de que hacía frío, unos 11 grados, el día estaba soleado.

Los actos religiosos comenzaron con una misa a las diez de la mañana en la concatedral. Una vez finalizada, sobre las 11.30 horas, comenzó una procesión multitudinaria. En el recorrido participaron representantes de asociaciones de vecinos de distintas barriadas, como Santa Isabel, San Antonio o San Bartolomé, con sus respectivos estandartes. Le seguían los hermanos mayores de las cofradías emeritenses; asociaciones religiosas, como San Vicente de Paul o María Auxiliadora, además de la centuria romana, que escoltaba el paso de la virgen.

Tras la imagen, las autoridades, con el alcalde, Pedro Acedo, a la cabeza y miembros de la corporación municipal, Policía Nacional y Guardia Civil.

La mártir también iba acompañada de cientos de personas con ramos de flores, de un grupo de mujeres ataviadas con trajes regionales que lanzaban pétalos de rosa delante de la virgen y de las bandas de cornetas y tambores de la OJE y de la Hermandad de las Sagradas Vestidura. Cerraba la comitiva la banda municipal de música y cientos de fieles.

La festividad de la mártir terminó en los soportales de la plaza de España con la apertura de una pitarra por el alcalde.

Posteriormente se sirvieron 175 litros de vinos (unas 1.000 copas) procedentes de la bodega de Almendralejo Señorío de Orán y Ortiz. El vino era un tinto joven, del año, tempranillo.

Además, el restaurante Proserpina distribuyó 600 raciones de migas entre el público.

El portavoz de la Asociación para el Culto de la Mártir, Mario Hernández, destacó que tanto el traje nuevo que lucía la mártir como la canasta, habían gustado mucho, y anunció que el próximo año será restaurado el templete de la virgen.