El viernes me di un sustito. Fue mínimo, porque iba muy pendiente, pero por unos segundos no protagonicé uno de los 12.000 atropellos que tienen lugar en España en un año. Iba yo bajando en coche la calle Puente, cuando un peatón apareció de la nada, bueno, en realidad de detrás de la fuente conmemorativa a los ríos Guadiana y Albarregas, y cruzó el paso de peatones raudo y veloz, pendiente de su móvil e ignorando la cuestión de mirar si venían vehículos. Muchos, cuando me lean, pensarán que quienes tienen que garantizar la seguridad de los peatones en los lugares habilitados para cruzar son los conductores y tienen razón. Pero ni la razón, ni la divina providencia, ni la dirección general de tráfico evitarán que acabemos en una cama del hospital.

Así de sencillo, el que va a sufrir las consecuencias es el peatón. La culpa del atropello no va a cambiar las cosas una vez que se haya producido. ¿Cuándo nos hemos olvidado de la regla "hijo, mira antes de cruzar"? En esto, el móvil es un gran enemigo. No doy crédito cuando veo que un peatón cruza el paso de peatones (por no hablar de lugares no habilitados) mientras "whasapea". Sin una mirada al tráfico y con la despreocupación de un inmortal. Me dan ganas de acercarme y echarle la gran bronca de su vida.

Esto de los pasos de peatones en los pueblos pequeños tiene reglas diferentes, porque sencillamente todo el pueblo es un gran paso de peatones. Son ellos los que deciden por donde cruzan y los conductores tienen que estar pendientes en todo momento de cualquier persona andante que haya a su alrededor.

No estoy diciendo con esto que no haya pasos de cebra, los hay, incluso pasos resaltados, los repintan cada dos por tres, pero no se usan. Es más, casi resulta cómico ver que alguien los utilice. Obviamente uno de los motivos de estas normas de circulación, algo especiales, es que hay mucho menos tráfico. Pero voy un paso más allá. Diga lo que diga el código de circulación, en mi pueblo, todo el ancho de la calle es zona de preferencia para peatones. Pongo un ejemplo. Tú vienes con tu coche y por el carril contrario viene otro vehículo, probablemente un tractor, y en tu carril un grupo de señoras mayores va paseando (no por la acera, que está despejada. No, por el mismo medio). Pues tú esperas. Y cuando pasa el tractor, adelantas a las señoras. Y ni se te ocurre pitarles para que se quiten porque eso es de mala educación. En fin, a pesar de todo la regla es la misma. Cruces por donde cruces, asegúrate de que llegas al otro lado, sano y salvo.