Romana, visigoda, islámica, medieval, cristiana, moderna y contemporánea. Todas las épocas históricas desde la fundación de Emerita Augusta en el año 25 antes de Cristo hasta hoy pueden visitarse en Morerías, en el margen derecho del río Guadiana y bajo el edificio de varias de las consejerías de la Junta de Extremadura. La excavación comenzó en 1990, justo al arrancar el proyecto de dicha construcción --con cuyas obras coexistió hasta 1995, cuando empezaron a utilizarse las oficinas-- y terminó en 1998.

"Fue la primera vez que se hizo una lectura de las distintas fases históricas de la ciudad", aseguran desde el Consorcio de la Ciudad Monumental. Esa importancia de los restos, que ocupan 12.000 metros cuadrados, permitió que se decidiera protegerlos y hacerlos coexistir con la sede administrativa actual, que se asienta sobre unos pilares que posibilitan la visita e incluso protegen el yacimiento. Esta decisión no estuvo exenta de polémica (tanto sobre si los restos tenían entidad como para mantenerse, como si se debía trasladar el inmueble), aún no cerrada por completo.

"Nos ha gustado, pero nos ha llamado la atención que está demasiado encajado bajo el edificio", planteaban esta semana Alvaro Tubilleja y Nagore Viten, dos turistas de Bilbao de visita en Mérida. También algunos emeritenses comparten esa sensación, como Valentín Guerrero, empleado del bar La Esquina, próximo a Morerías: "No me gusta, me parece un pegote", resume a la vez que constata la presencia constante de visitantes al monumento. "Vienen mucho, preguntan el horario y, más de una vez, se paran a tomar algo mientras esperan que abra a las cinco de la tarde", comenta.

COEXISTENCIA Desde el trazado inicial de la colonia romana a su último uso, previo a la expropiación de la Junta (albergaba el matadero municipal y casas), la zona de Morerías es un gran indicador de la evolución de la ciudad. En las primeras catas arqueológicas, se detectaron esos diferentes tipos de restos que finalmente se decidió conservar como muestra del devenir de la villa emeritense en las diferentes épocas históricas. "Esto lo permite su gran extensión, que difícilmente podría haberse excavado sin esa gran obra pública", recuerda uno de los arqueólogos que participó en el proyecto.

Ante la disyuntiva entre los restos arqueológicos y el nuevo edificio administrativo, la Junta y el prestigioso arquitecto responsable del proyecto, Juan Navarro Baldeweg, optaron por compatibilizar ambas opciones, elevando el edificio administrativo sobre esos pilares que dejan a la vista el yacimiento. Los trabajadores de la Administración regional conviven por tanto con un monumento bajo sus pies que, según asegura algunos de ellos, como Luis Sánchez, no les afecta en su trabajo diario: "Son dos ambientes muy separados, por lo que las visitas no nos influyen". Por eso quizá, también cuesta acercarse: "Llevo aquí cinco años y siempre pienso en bajar a verlo, pero aún no lo he hecho".