El museo taurino es una vieja aspiración de más de un emeritense. Nieves Moreno entrevista en Localia a José Luis Mosquera, cronista oficial de Mérida, y en la última pregunta se refería al cierre de Casa Benito, que parece que se va a reabrir, y la colección de carteles, cuadros, fotos y otros objetos taurinos que llevan décadas en la pared. Tuve la suerte de estar el día del cierre y lo reflejamos en esta columna. La amistad con sus dueños, Pepe y Manolo, lo merecían.

Aprovechó Mosquera para recordar a su padre, Pepe Mosquera, y a su tío, Isaac, que consumaron más de un trato como ganadero en la barra de Casa Benito. Y tomó, nunca mejor dicho, el toro por los cuernos, y pidió que las instituciones no dejaran pasar la oportunidad de adquirir esta colección taurina y unirla a la que tiene el Club Taurino emeritense y la del desaparecido Manuel Núñez, cronista taurino de este periódico hasta su muerte. Tiene auténticas joyas en su casa. Y seguro que más de un particular, caso de Mamen Gil, que también tiene lo suyo, contribuiría. Y con todo, abrir ese museo en Mérida, que sería una atracción más a ese turismo que es nuestra salvación y que tenemos que potenciar.

Dejar pasar esta oportunidad es, como decía Mosquera, una atrocidad. Tenemos tiempo para poder conseguir este objetivo que nos daría a la ciudad más empaque. Conozco a personas que tienen auténticas joyas de la tauromaquia, incluida la prensa de la época, que pondríamos a la disposición de este museo, como es todo el año 1914, año de la inauguración de la plaza, que la registró como notario mi abuelo, José María Delgado Merino.

Perder esta oportunidad es un insensatez y se podía crear una comisión con Antonio Castañares, José Luis Mosquera Mamen Gil, Saturnino Pocostales, Antonio Moreno, Blas Benítez y Manuel Vadillo, para unificar lo que tenemos en la ciudad, bien donándolas o en depósito. Hay personas y material.