El cierre de la planta de butano de Mérida forma parte de un plan de desmantelamiento de siete instalaciones en todo el país. La multinacional española anunció hace unos meses este cierre, motivado por el descenso de ventas de bombonas ante el auge del gas canalizado. Los sindicatos aseguran desde entonces que la decisión se ha tomado de forma totalmente unilateral y sin dar a conocer los datos que justifican el cierre.

No obstante, hace unos meses se paralizó la situación a la espera de que fructificaran las negociaciones entre sindicatos y empresa. Sin embargo, ahora se ha conocido que una de las tres fábricas que van a cerrar es la de capital autonómica. UGT, pese a todo, hará presión, a través de varias medidas, para que la planta no sea cerrada.

El plan que inicialmente hizo público la compañía Repsol Butano preveía el desmantelamiento de siete centrales distribuidas por la geografía española: Mérida, Palencia, Alicante, Zaragoza, Madrid, Granada y Dos Hermanas (Sevilla), que afectaría a 175 empleados de plantilla y más de 200 trabajadores de las subcontratas.