Avanzan los trámites para que la ciudad vuelva a contar con una banda municipal. El delegado de Cultura, Antonio Sánchez Barcia, avanzó ayer a preguntas de este diario en rueda de prensa que los presupuestos municipales para el ejercicio 2018 contemplan una partida específica de 30.000 euros para el desarrollo de la futura agrupación, en la que «seguimos avanzando». «Queremos una banda muy cercana a los emeritenses, joven y participativa», puntualizó el edil.

Cabe recordar que la idea del gobierno municipal es firmar un convenio o contrato con la nueva entidad o asociación músico-cultural que se está gestando, la cual dispondrá de un presupuesto a cambio de que desarrolle un determinado número de actuaciones al año, entre otros aspectos. Sobre este asunto, Barcia explicó que los servicios jurídicos del ayuntamiento siguen trabajando para determinar qué relación contractual es la más adecuada para la formación musical.

Una vez que se dé por constituida la nueva agrupación, cuyos trámites están «muy avanzados» según Barcia, se podrá adjudicar este ‘servicio’, y de ahí que ya esté presupuestado. El delegado manifestó que se está «a la espera» de que se aprueben definitivamente las cuentas municipales y de que se configure la nueva entidad para que pueda ponerse en marcha lo antes posible.

El equipo de gobierno lleva trabajando en el nuevo modelo de la banda municipal desde que a finales del pasado año decidiera amortizar el conjunto musical existente desde 1884. Para tomar esta medida, alegó que la banda solo contaba con 12 componentes y que los costes de mantenimiento (de 100.000 euros anuales) eran «inasumibles», ya que también había que sumar que para cada actuación era necesario contratar músicos adicionales. Así, la junta de gobierno local acordó que el director del conservatorio de música Esteban Sánchez, José Ignacio de la Peña, fuese quien coordinase e hiciese un seguimiento del nuevo modelo de gestión.

Con esta finalidad, el pasado mes de febrero tuvo lugar una reunión informativa en el centro cultural Alcazaba en la que participaron academias de música, bandas de cornetas y tambores, la Joven Orquesta Ciudad de Mérida, Sociedad Filarmónica Emeritense, así como músicos de la ciudad que se interesaron por el futuro de la banda. El modelo que se vio más idóneo fue la creación de una asociación cultural musical que gestionase de manera prioritaria y como función principal el desarrollo de la nueva banda municipal.