La nueva tecnología tiene importantes ventajas sobre las bombillas incandescentes: durabilidad, eficiencia energética, menor mantenimiento, pero además una mayor y mejor luminosidad, por lo que la seguridad vial también sale ganando. En cuanto al ahorro, es de 960 megawatios hora por cada 1.000 semáforos sustituidos.

Las lámparas tradicionales tienen una vida media de 8.000 horas (a partir de las 5.000 horas pierden mucha funcionalidad), y un juego de bombillas LED puede durar 100.000 horas. Esto reduce mucho el gasto porque para sustituir las ópticas de los semáforos se necesita personal, vehículos o grúas.