Los trabajos de acondicionamiento del entorno de Proserpina que desarrolla la Confederación Hidrográfica del Guadiana han dado con un nuevo tramo de la conducción que transportaba el agua hasta Mérida a través del acueducto de Los Milagros. Son varios los ramales encontrados hasta ahora, pero este es más importante porque se encuentra a escasos 30 metros de la presa.

Este descubrimiento ha reavivado el debate entre quienes defienden el origen romano de la presa y quienes, sin embargo, aseguran que su construcción fue posterior, en época altomedieval, en torno al siglo X. Esta opción es la que defiende un trabajo de investigación del arqueólogo Santiago Feijoo publicado hace cinco años que revolucionó el panorama científico. En él se ofrece una visión muy distinta de la que hasta la fecha se había defendido, sin fisuras, sobre el origen de la presa de Proserpina. El hallazgo confirma que la canalización de Los Milagros recogía el agua de esta zona, pero no, por el momento, que lo hiciera del agua embalsada. Según Feijoo, la canalización recogía el agua directamente de los manantiales, como habitualmente hacían los romanos, de tal forma que la presa habría sido construida siglos después.

Según Miguel Alba, director científico del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, que realiza las excavaciones en la zona incluidas en el proyecto, el origen de la presa se podría conocer en dos meses, cuando se excave debajo de la actual carretera. En ese momento se hallará el punto de conexión exacto entre la conducción y la presa, que es la clave que desnivelará hacia uno u otro lado el debate, ya que según la cota en la que se encuentre demostrará si la conducción romana recogía o no el agua de la presa.