GANADERIA: 8 toros de Jandilla, sobrero el 6.º. De desiguales hechuras, fueron buenos 2.º y 3.º, manejable el 4.º y deslucidos el resto.

Miguel Angel Perera y Alejandro Talavante dieron una buena tarde de toros ante una corrida de Jandilla de muy desiguales hechuras y también comportamiento. Ese aforismo de que el toro en tipo embiste casi siempre, ayer se cumplió.

Lo cierto es que ver a tres toreros extremeños en una corrida tan emblemática como la que cerró el abono de Mérida, pues también hizo el paseíllo Ambel Posada, da cuenta del momento tan importante que vive el toreo en nuestra región. Y con ellos Enrique Ponce.

Miguel Angel Perera, sobre todo, dio la impresión de torero cuajado. Con el capote, porque ha mejorado mucho a la verónica y porque ayer, un quite por gaoneras, resultó ajustadísimo. Pero donde brilló fue con la muleta, porque es capaz de hacer faenas a toros no buenos, como fue su segundo, al que hizo una faena asentada y firme, puesto en el sitio, y al que sacó series en redondo de buena factura, antes de que el manso se rajara.

Su mejor trasteo sucedió ante el segundo de la tarde, en una faena clásica en él, de mano baja y muleta puesta siempre, llevando muy bien a ese toro, antes de acortar distancias.

Alejandro Talavante cuajó a su primer astado, con la particularidad de que llegó a los tendidos como muy pocos toreros son capaces de hacerlo. Ese toro se movió y bien, y Talavante le hizo un quite por chicuelinas en las que se lo pasó muy cerca. La faena, de hondo calado, se compuso de series en redondo con la diestra muy largas, incluso de ocho muletazos. Hubo otra serie magnífica al natural. El séptimo resultó muy deslucido.

Ambel Posada llegó muy dispuesto. Ante el cuarto manejó con gusto el capote, y la faena tuvo diversos pasajes, con momentos en los que corrió muy bien la mano. No atendió el presidente una mayoritaria petición. El último fue un toro reservón, muy a menos.

Enrique Ponce tuvo un blando primero, y un probón cuarto. Lo intentó sin lucimiento.