Los peritos de la Guardia Civil que reconstruyeron el accidente que en mayo del 2004 costó la vida a los menores Manuel Linde y Miguel Angel Malpartida, de 17 y 16 años, respectivamente, en el puente Fernández Casado, afirmaron ayer que el conductor del vehículo pudo evitar el contacto con el ciclomotor solo con haber frenado o cambiado de carril, "incluso en la peor maniobra posible hubiera conseguido detenerse a tiempo", aseguraron.

La reconstrucción del accidente fue uno de los aspectos más importantes de la tercera y última jornada de la vista oral que se ha seguido en el Juzgado de lo Penal nº 2 contra Miguel Antonio Benítez, de 24 años, por homicidio imprudente. El juicio quedó visto para sentencia. Durante estos días, han prestado declaración unas 40 personas.

Según los peritos de la Guardia Civil, que reconstruyeron el accidente por medio de un sistema informático, el siniestro se produjo por alcance del vehículo al ciclomotor, que salió despedido. Primero chocó contra el bordillo, luego contra la barandilla del puente sobre el río Guadiana y luego volvió a la carretera. Se paró a 69 metros del choque. Los cuerpos de los jóvenes quedaron a 30 y 36 metros, respectivamente. Uno de ellos impactó contra la base de una farola, ya que había una abolladura con sangre a 25 centímetros del suelo.

También indicaron que la luna del vehículo implicado en el accidente tenía dos impactos de cabeza, que el paragolpes del coche estaba desprendido, faltaba una pieza del tapacubos, el faro derecho estaba destrozado y el capó abollado.

Además hicieron pruebas de visibilidad con un ciclomotor con la luz trasera encendida y apagada. Llegaron a la conclusión que si el ciclomotor tenía la luz encendida, se podría ver a 140 metros de distancia; mientras que si la tenía apagada, a 90 metros. Sobre la velocidad, afirman que el coche iba entre 80 y 85 kilómetros por hora, que no había huellas de frenada y que circulaba entre los dos carriles.

Para los peritos, "un conductor, en condiciones normales, se hubiera percatado de la situación de riesgo" e indican que el accidente se produjo "por un alcance del vehículo al ciclomotor, bien por una falta de atención o por una distracción, no suponiendo intencionalidad".

En otro informe pericial, se aseguraba que el ciclomotor, en el momento del accidente, iba sin luces, tanto en la parte delantera como trasera.

CONCLUSIONES En las conclusiones, el Ministerio Fiscal calificó la versión del acusado como "distinta a la realidad" y destacaba que era increíble que no pudiera haber visto al ciclomotor. Solicitó la pena de seis años de prisión: cuatro por homicidio imprudente y dos por omisión del socorro.

La acusación particular elevó las penas de 10 a 12 años de cárcel: ocho por homicidio imprudente en su grado máximo y cuatro por omisión del socorro.

El abogado defensor solicitó la absolución, al considerar que hubo una imprudencia de los jóvenes al circular sin luz y sin casco.