Demasiadas obras en escaso espacio. Las calles del centro de Mérida están sufriendo cinco remodelaciones que hacen que transitar por la ciudad, en coche sobre todo, pero también a pie, sea una tarea olímpica. Y dentro de pocos días a esto habrá que sumar tambiénel cierre del Puente Lusitania.

Quizá las más importantes sean las de los alrededores del Teatro y Anfiteatro romanos y las de las calles Peñato y Puente. Pero vecinos y comerciantes entienden que las obras son necesarias para las mejoras, y a grandes rasgos, no se han registrado denuncias importantes.

El presidente de la Asociación de Comerciantes, José Sánchez, afirma que "de momento, las ventas no están siendo afectadas por las obras". Y el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Pablo Simón, confirma que "aunque alguna queja hay, en general la gente está aceptado las obras porque saben que se traducirán en mejoras para la ciudad".

Pero no todos opinan igual. Para los conductores que trabajan en el centro, es prácticamente imposible acceder a su lugar de trabajo. Y los empresarios se quejan porque hay continuos cortes de agua y luz sin avisar, que en el caso de las peluquerías por ejemplo, hacen imposible el trabajo. Otros, como Ani Simonyan, propietaria de la tienda de regalos Especia, afirman que "el género y los expositores cogen mucha suciedad porque las puertas están continuamente abriéndose y entra el polvo".

A los problemas de las obras, hubo que añadir además los de las lluvias de la mañana de ayer, ya que muchas alcantarillas se atascaron con las piedras y era fácil ver el agua corriendo por las vías públicas. Otras, se convirtieron en auténticos barrizales, como las inmediaciones del Teatro Romano, donde los escolares visitantes saltaban para intentar esquivar los socavones del suelo.

Y es que la concejal de Urbanismo, Estrella Gordillo, ya explicó en su día que el ayuntamiento "no puede darse el lujo" de rechazar los fondos del Plan E por "simples problemas de coincidencia".