Tanto el ayuntamiento emeritense como la Junta de Extremadura deben, antes de hacer una petición por escrito o una rueda de prensa, sentarse a dialogar. Es la única fórmula que puede entenderse y beneficiar al ciudadano.

Hablar, charlar y seguir la conversación para ver las fórmulas con las que dar solución a determinados temas: escuela de idiomas, que ya viene de años; conservatorio de Música, que lo financian el ayuntamiento y los padres y en otros lugares lo subvenciona la Junta de Extremadura o la Diputación Provincial; o la posibilidad de que el solar del antiguo cuartel "Hernán Cortés" se pueda aprovechar para determinados departamentos.

Todo menos discrepar, que de ahí vienen después los sinsabores de no estar de acuerdo en determinados planteamientos. Y menos ruedas de prensa. Menos escritos de peticiones y más diálogo y, después de hablar, se hacen las peticiones formales. Así podremos conseguir que el puesto de socorro de Cruz Roja pueda dar servicios o que la ermita de San Isidro, que se va a caer, dé el servicio para el que fue creada. Nada. Nos empeñamos en seguir con las discrepancias y dejar el diálogo o tenerlo de forma individual, y para que haya conversación hacen falta, como mínimo, dos, porque lo demás son monólogos que en política no conducen a nada.

Mérida tiene en la mano muchos problemas que resolver, algunos muy importantes. Siéntense los políticos, hagan un examen de conciencia entre las dos instituciones y miren lo que más convenga a los ciudadanos, que son en definitiva quienes tienen que recibir los beneficios.