Pensamos que eran petardos por la cantidad de detonaciones. Había multitud de casquillos en todas direccciones». Son palabras de los agentes de policía nacional que declararon ayer en la segunda sesión del juicio por el tiroteo ocurrido en San Lázaro en agosto del 2011. Todos coincidieron en destacar la magnitud del enfrentamiento armado entre las dos familias y la gran cantidad de casquillos, munición y armas que se encontraron en el lugar de los hechos. Cabe recordar que según el escrito de la Fiscalía, los agentes encontraron 192 proyectiles de 40 armas de diferentes calibres.

Tras el turno el lunes de los acusados, ayer declararon ante el tribunal una veintena de testigos entre los que se encontraban familiares, vecinos (entre ellos había una testigo protegida) y agentes policiales. Uno de ellos relató que escuchó las denotaciones a través de las ventanas de la Comisaría y que cuando llegó al lugar observó que «había balas por todos sitios y manchas de sangre en el suelo del portal». Varios de estos agentes fueron los encargados de llevar a cabo las primeras detenciones. Además, uno de ellos aseguró que vio cómo una vecina limpiaba con una fregona manchas de sangre en el descansillo de su domicilio, ubicado en el número 8 de la calle Jarandilla, donde también residían los M.

Según la policía, en el interior de esta casa se hallaron tres armas de fuego que habrían sido depositadas por integrantes de la familia M. Esta vecina fue una de las que ayer prestó declaración y, con contradicciones respecto a lo declarado inicialmente, aseguró que tan solo limpió «algunas gotas de sangre» y que, como su casa «siempre estaba abierta, podría haber entrado alguien sin que se diera cuanta, ya que negó que las armas halladas en su domicilio le pertenecieran.

En la sesión también declararon por videoconferencia cuatro miembros de la familia V., a la que pertenecían los dos fallecidos. También dieron versiones contradictorias a las que ofrecieron en los primeros atestados y rechazaron que hubiera «fuego cruzado» entre los dos clanes. Estos familiares manifestaron que todas las armas eran del clan rival y que ellos fueron los objetivos de los proyectiles. Aseguraron que los M. «dispararon a matar».

Otra de los testigos, M.V.V., hija y hermana de los dos fallecidos en la contienda (y por ende también hermana del único imputado de los V.). En su declaración afirmó que a su madre le disparó L.S.S., y a su hermano J.M.V., que no son a quienes la fiscalía atribuye los asesinato.

12 acusados // Por último, el vecino ajeno a los hechos que fue alcanzado por una bala, afirmó que no vió quién le disparó aunque en un primera versión dijo lo contrario. «Intenté salvar mi vida porque culaquiera que pasara por allí podía morir», aseguró. El juicio seguirá hoy con las pruebas periciales, forenses y de balística, mientras la última sesión será mañana con los informes y el alegato final de los acusados. Son 12 personas las que se sientan en el banquillo de los acusados para los que la fiscalía pide penas de entre 2 y 60 años de prisión por delitos de asesinato, homicidio en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas.