La Policía Nacional informó ayer de la detención de F. L. A., un vecino emeritense de 43 años, por su presunta participación en dos delitos de estafa e instrusismo profesional. Este se hacía pasar por abogado, y haciendo uso de sus dotes de persuasión, consiguió estafar 9.000 euros a varias personas.

Según se informa en nota de prensa, el modus operandi del acusado consistía en dar falsas esperanzas a sus ´clientes´ sobre demandas y otros asuntos jurídicos que en su día no habían podido resolverse, haciéndoles creer que se podían reabrir los casos y finalizarlos con éxito. Así, se entrevistaba con sus víctimas en establecimientos públicos como bares o cafeterías, alegando que no le era posible tener un despacho profesional. Una vez que habían llegado a un acuerdo, exigía un ingreso como fondo para iniciar los trámites. Los agentes comprobaron que el individuo tenía cierta formación jurídica, puesto que había cursado parte de la licenciatura en Derecho, aunque sin llegar a terminarla.

Rafael Camps, conocido abogado de la ciudad, confirmó ayer a este diario que "estas no son prácticas muy habituales en ciudades pequeñas como Mérida donde se conoce todo el mundo", y afirmó que durante los 25 años que lleva ejerciendo, solo ha visto "tres casos con características similares a estas".