La policía local ha comprobado sobre el terreno el fuerte olor que sufren los vecinos que residen en las inmediaciones de la fábrica de grasas. En el parte de incidencias correspondiente a la noche del 30 al 31 de julio, el oficial jefe de turno informa de que durante esa noche la policía recibió varias llamadas de vecinos "quejándose de los olores procedentes de la fábrica de grasas", una circunstancia "corroborada por los policías en servicio esa noche". La inspección sobre la zona sirvió a los agentes para comprobar que "se hacía imposible la respiración en algunos instantes debido al olor", según aparece recogido en el informe.

EL PLAZO DEL ALCALDE Esta denuncia ciudadana que los agentes corroboraron se produjo solo horas después de que el alcalde Angel Calle diera públicamente un plazo de un mes a la empresa Extremeña de Grasas para corregir las deficiencias detectadas tras un informe técnico realizado por la empresa para minimizar los olores. Transcurrido ese mes, si persiste el mal olor, se clausurará.

En ese documento técnico, tal y como informó este periódico la pasada semana, se compromete a traer hasta la fábrica los desperdicios procedentes de sacrificios recién realizados, a rechazar la mercancía que contenga grasas con más de 12 grados de acidez oleica, a instalar en las instalaciones un sistema de seguridad que interrumpa el proceso de producción en caso de malos olores, a colocar extractores desde las tolvas al termodestructor para eliminar los olores.

Por otro lado, otro informe redactado por un ingeniero municipal tras visitar la pasada semana la fábrica señala que "los olores que se pueden producir en la fabricación son mínimos y propios de cualquier empresa de este tipo". Además, confía en que las medidas adoptadas por la empresa ayudarán a minimizar los olores, pero, aclara, será imposible eliminarlos del todo.