El político Juan Carlos Rodríguez Ibarra no pasa desapercibido. Sus declaraciones hacen mella en toda la geografía nacional. Me alegra. Se puede equivocar, pero tiene unos criterios fijos y no se apea de ellos por muchas críticas que pueda recibir de sus contrincantes políticos o de su mismo partido.

Defendió hasta las últimas consecuencia a Alfonso Guerra, que al final se ha demostrado que es de las personas más inteligentes que han pasado por el gobierno y más decentes en todos los sentidos, y que no me vengan con lo del hermanito, en todas las familias tenemos algún garbanzo negro.

Hay veces que toma decisiones precipitadas y le cuesta trabajo dar marcha atrás, ese es uno de sus defectos, es como si no quisiera reconocer que uno se puede equivocar. Todos nos equivocamos muchas veces en esta vida.

Le conocí más firmemente en la despedida de soltero de Rafael España y Laly Santamaría, entonces se hacían las despedidas todos juntos. Rafael ya es abuelo.

Se casó con Leonor Godoy, sus padre y el mío fueron maestros en el mismo colegio y vecinos en la barriada de la República Argentina. Y he tomado copas con su padre Ponciano Rodríguez, y Blas Barroso, hasta que ambos murieron.

Juan Carlos se ha hecho a si mismo, sufriendo en muchas ocasiones, recibiendo tarascazos de muerte y zancadillas para romperse la crisma, pero ha sabido superar todas las dificultades y ser uno de los político mas carismáticos de este país, y eso, por lo que se ve jode a muchos.

¡Ojalá! que el próximo presidente luche por esta región como Ibarra, incluidas sus equivocaciones. Lo he defendido y lo defenderé siempre, admitiendo que algunas veces se pasa y rompe todos los moldes, pero ha demostrado que tiene mas cojones que el caballo de Espartero, ¿no se dice así?