No tenemos remedio. Pasamos cuarenta años de dictadura y, cuando creíamos que todo estaba olvidado, vuelven los odios y tratar de eliminar los cuarenta años de democracia. No se aprovecha lo que hace el dirigente de turno, la oposición trata de rectificar lo realizado cambiándolo al conquistar la gobernabilidad.

No lo puedo remediar. Recuerdo los primeros años de democracia, distan mucho de los actuales. Los plenos de UCD, PSOE y ORT (comunistas), las disputas que tenían en el salón de plenos se solventaban al final con una cerveza en la plaza de España. Recuerdo los debates entre Maximino Caballero (UCD) con Juan Manuel Romera (PSOE) y Joaquín Martínez Trejo 'Quini'. ¡Que envidia!

La sesión permanente. Antes, la permanente no es ir a la peluquería a rizarte los pelos, era una reunión de los ediles en el ayuntamiento por el número de su representatividad, la formaban todos los grupos políticos. Hoy, con el progreso democrático, no existe. Ahora se llama Comisión de Gobierno, la componen los elegidos por el alcalde y, naturalmente, de su partido. A esto se le llama democracia. Y se quedan tan tranquilos.

Hoy, terminar un pleno e ir a tomar una copa en amor y compañía es utópico. Cada uno por su lado, ni se hablan, a penas se saludan, muchos hasta se odian y piensan lo mismo: lo importante es la ciudadanía, hay que luchar para que no haya paro, más escuelas, médicos y casas para vivir. Y se lo creen.

No soy capaz de entender tanto egoísmo, tanta mala leche, tanta crispación y tan poco amor al prójimo. Todos contribuyeron, absolutamente todos, a hacer una Constitución que aprobamos por abrumadora mayoría, ya no nos sirve, intentamos destruir todo por lo que luchamos en aquellos amargos, difíciles y preocupantes años. Por obra y gracia de aquellos políticos, se podrán presentar a los próximos comicios todos los partidos con plena libertad.

Intentar destruir, hasta lo más importante, incluso la libertad que disfrutamos. Merecemos en la Moncloa, por gilipollas, a un Nicolás Maduro y a limpiarnos con papel de periódicos.